Tras dos años sin haberlo podido hacer debido a la pandemia, el equipo de Bodegas el Inicio por fin se ha podido reunir en su cita veraniega para realizar una nueva cata a ciegas. Un momento que nos sirve para valorar la calidad de nuestros vinos, pero también los que elaboran otras bodegas y que nos permite auditar nuestro trabajo.
En un actividad formativa en la que nos juntamos un buen número de las personas que formamos Bodegas el Inicio, algo que no podemos hacer en muchas ocasiones, ponemos a prueba los vinos y también a nosotros mismos como catadores. En ella llevamos a cabo un examen sensorial para comprobar las características organolépticas que nos encontramos.
Para ello, el catador no conoce qué vino está catando en cada momento, ya que las botellas se tapan con una tela, que no permite saber ni la marca, ni la añada ni la procedencia. El objetivo es el de valorar los productos por lo que son, desde un punto de vista meramente organoléptico, de forma comparada a otros productos similares.